En estos días ha publicado un nuevo libro titulado AYER Y HOY DE LA LINEA MADRID, CORDOBA, SEVILLA y no dudamos en recomendar su lectura a los aficionados a este apasionante mundo de los TRENES, para lo que os facilitamos los enlaces donde podéis solicitar directamente ejemplares de este libro:

Librería QPROQUO

Líbrería Rayuela

 

La Cañada Oriental Leonesa

Presentación de José Luis Ordóñez

Santa María del Tietar es una población estrechamente ligada a la Cañada Oriental Leonesa, vía pecuaria con unos 760 km de recorrido, que tiene su extremo norte en la cabecera del río Esla, en el noreste leonés, y que transcurre por las provincias de León, Palencia, Valladolid, Segovia, Ávila, Toledo y Cáceres, hasta alcanzar en su extremo sur los confines de la provincia de Badajoz con la de Huelva, desde donde existen extensiones a Córdoba y Sevilla.

Tras pasar por la ciudad de Palencia, la cañada discurre paralela al río Pirón, en el límite provincial de Valladolid y Segovia, entra en tierras segovianas por Remondo, sigue por Fuente el Olmo de Íscar, y después de atravesar sus pinares entra en la villa de Coca por el puente de piedra sobre el río Eresma. La cañada continua por el despeñadero y atraviesa el Pinar de los Hidalgos y el de las Sordas, para a continuación pasar por los municipios de Nava de la Asunción, Santiuste de San Juan Bautista, Moraleja de Coca, el pinar de Aldeanueva del Codonal, llegando a Juarros de Voltoya, en cuyo descansadero finalizaban la jornada y pasaban la noche los ganados trashumantes.
Dejando atrás la tierra de Villacastín, donde se solía parar a almorzar, continúa todo el Campo Azálvaro hacia el sur, cruza el río Voltoya por el puente de Las Merinas siguiendo durante dos kilómetros paralela al río y salir de la provincia de Segovia. Luego se adentra en la abulense el sur de esta provincia y cruzar el Sistema Central entre las sierras de Guadarrama y Gredos. Una vez vadeado el río Alberche se adentra en el paraje de los Toros de Guisando y sube el collado de la Venta del Cojo entre Santa María del Tietar y Rozas de Puerto real. El collado de la Venta del Cojo comunica el valle del Alberche con el valle del Tietar, al lado del nacimiento del propio río Tietar situado en territorio de Santa María del Tietar. La Venta del Cojo fue uno de los principales puertos de la Mesta en el siglo XV.
Desde Santa María del Tietar la cañada se encamina por la Jara toledana hacia Puente del Arzobispo donde cruza el río Tajo. Después bordea el sureste de la provincia cacereña y arriba finalmente a tierras pacenses, cordobesas y sevillanas.

España cuanta con un patrimonio natural excelente, la red de vías pecuarias, sumando 125.000 kilómetros de longitud y ocupando una superficie de 425.000 hectáreas, el 1% del territorio estatal. Patrimonio legado por la actividad ganadera trashumante. Se trata de una serie de corredores que se distribuye por más de 40 provincias, y que en la actualidad, además de servir para el tránsito de reses, se ha convertido en sustento de otras prácticas en plena naturaleza.

Hay nueve grandes cañadas que recorren el territorio de norte a sur, Cañada Vizana o de la Plata, Cañada Leonesa Occidental, Cañada Leonesa Oriental, Cañada Segoviana, Cañada Soriana Occidental, Cañada Soriana Oriental, Cañada Riojana, Cañada Conquense y Cañada del País Valenciano.

El régimen jurídico de estos caminos quedó establecido en la Ley 3/1995 de 23 de marzo, de Vías Pecuarias, que consagra el carácter público de estos espacios, considerando la totalidad de los mismos como un legado de interés capital. Las vías pecuarias son consideradas bienes de dominio público y, en consecuencia, inalienables, imprescriptibles e inembargables.

Las Comunidades Autónomas deben llevar a cabo su actuación respecto a las vías pecuarias de acuerdo con los siguientes fines:
+ Regular el uso de las vías pecuarias de acuerdo con la normativa básica estatal
+ Ejercer las potestades administrativas en defensa de la integridad de las vías pecuarias
+ Garantizar el uso público de las mismas, tanto para uso ganadero como cuando se adscriban otros usos compatibles o complementarios
+ Asegurar la adecuada conservación, tanto de de las propias vías pecuarias, así como de otros elementos ambientales valiosos vinculados a ellas

Las vías pecuarias sirven también para el esparcimiento y recreo públicos y podrán ser utilizadas, sin necesidad de autorización previa, para el paseo, el senderismo, la cabalgada, el cicloturismo, el esquí de fondo y cualquier otra forma de desplazamiento deportivo sobre vehículo no motorizado.

Será también libre la recogida de frutos espontáneos.

Las vías pecuarias han sido agredidas por algunos agricultores colindantes, quienes alteran los mojones invadiéndolas incluso con plantaciones permanentes de frutales y viñas. También han sido afectadas por la urbanización de los tramos más próximos a núcleos urbanos, donde, en el mejor de los casos se diseñan alternativas de paso, que mayormente suelen ser impracticables para el ganado. También ha sido común la implantación de carreteras, circunvalaciones o variantes, sobre tramos enteros sin haber generado caminos alternativos provocando barreras infranqueables para los rebaños. Otra agresión ambiental de este patrimonio público suele ser la ocupación por vertidos incontrolados de escombros, piedras, basuras y todo tipo de desechos que nadie quiere en su terreno propio. Algunos denominados proyectos de desarrollo rural modifican profundamente estas vías, cuando no provocan la desaparición física, con nuevos regadíos, concentraciones parcelarias, repoblaciones forestales, creación de pastizales, etc. La negligencia de muchas administraciones públicas locales al descuidar la actualización de los antiguos catastros y la inclusión de la red de cañadas en sus planeamientos urbanísticos ha obstaculizado el mantenimiento de estas vías.

Habitualmente se designaba como cañada a toda ruta utilizada por el ganado lanar en su desplazamiento desde los invernaderos hasta los agostaderos. Estos caminos no se basaron normalmente en rutas prerromanas, ni visigodas, ni tampoco musulmanas, sino que fueron producto de la expansión cristiana medieval hacia las tierras meridionales de la Península, y se afianzaron con la trashumancia realizada durante los siglos XII y XIII. Los conflictos que solían producirse por la obtención de pastos empujaron a los ganaderos de las tierras norteñas a organizarse en asociaciones de pastores que generaron la Mesta. La red de vías pecuarias alcanzó su esplendor con el desarrollo de la Mesta castellana en los siglos XV y XVI. Para evitar las disputas entre las cañadas, con el paso de los rebaños, y las tierras de labrantío, se procedió a deslindar y amojonar las vías pecuarias, así como a reglamentar su uso. La red de vías pecuarias se complementaba con abrevaderos (pilones, arroyos o remansos de ríos donde el ganado bebía), descansaderos (zonas destinadas al descanso de animales y pastores) y majadas (lugares donde se pasaba la noche, el ganado recogido y los pastores con cobijo).

La gran importancia de la ganadería lanar hispana, con su principal exponente en la raza merina, muy importante en la actividad productiva de Castilla, principalmente, y también Aragón, fue puesta de manifiesto, de modo singular, a partir del Decreto de Alfonso X, el Sabio, de 1273, en el que se fijaron y determinaron, por el uso inveterado ya entonces, de las principales cañadas.

Las vías pecuarias se denominan, con carácter general: cañadas, cordeles, veredas y coladas. Las cañadas son las vías de mayor envergadura con 75 metros de anchura (seis sogas de 45 palmos, o sea unas 90 varas castellanas, donde una vara equivale a 835,9 mm). Los cordeles son de 37,5 metros. Las veredas tienen 20 metros. Las coladas son de anchura variable inferior a 20 metros. Cuando los rebaños cruzaban montes comunales o baldíos no había límite alguno. Dichas denominaciones son compatibles con otras como azagadores, cabañeras, caminos ganaderos, carreradas, galianas, ramales, traviesas, etc.

José Luis Ordóñez

 

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